miércoles, 19 de septiembre de 2018

Los enigmáticos fuegos de Laroya (1945) y la energía de la IONOSFERA



Los enigmáticos fuegos de "Laroya"


¿EL DEMONIO, el Poder de la mente de una Niña, o la EXPRESIÓN DE LA ENERGÍA DE LA IONOSFERA?.

María Martinez (María la de los Fuegos).



¡Esferas de Fuego MUY VISIBLES azules!
¡Espectros iluminados en el Cielo!
¡Llamas flotando en las habitaciones!
¡+ de 400 Incendios se produjeron!
¡CADA DÍA >30!


¡PACIENCIA NO, SE NOS QUEMA TODO!
¡Todo el día TOCANDO A FUEGO!



https://www.youtube.com/watch?v=UsZf3YE2e10&t=62s

https://www.youtube.com/watch?v=lI8VJC3hfO8





Uno de los mayores expedientes X ocurridos en España en el último siglo. Los fuegos de Laroya. Combustiones espontáneas que, por su extrañeza y peligrosidad, aterrorizaron a esta pequeña población de Almería allá por el mes de Junio de 1945 y que han quedado en la historia como un caso sin resolver.

Entre los días 16 y 26 de Junio de aquel año, diversos fuegos de origen incierto se manifestaban de forma súbita, tanto en el exterior como en el interior de las viviendas. Sin causa y sin motivo. Afectando a todos los vecinos por igual, lo cual creó, un clima de verdadero pánico y terror.

Sobre las ocho de la tarde de aquel día, las personas que allí residían,  se dieron cuenta de que el delantal, el babero, que llevaba puesto una niña de 4 años empezó a arder súbitamente y sin causa ni razón lógica. Los familiares, como es normal, corrieron a apagar las llamas con la mayor prestancia de la que uno puede ser capaz en semejante situación y se apresuraron a calmar a la menor. Una vez, suponemos conseguido, qué mejor que acostar a la pequeña para que un buen sueño reparador tranquilice todos sus miedos por el shock recibido.

Sin embargo, lo extraño llega ahora. Y es que, al depositar a la niña sobre el colchón, las sábanas de la cama también comenzaron a arder.

Si ya sonaba extraño, minutos más tarde, en otra de las estancias de la casa (utilizada como es tan común en las grandes casas de campo para guardar leña, víveres, etc.) se originó un fuego más. Unas ramas de centeno se prendieron y se acabaron propagando.

Y por si no fuera suficiente para acabar aquel extraño 16 de Junio de 1945, horas más tarde, el pajar se vio envuelto en llamas y quedó prácticamente destruído. Los testigos que presenciaron este último incendio lo describieron como con un humo blancuzco-azulado y que emanaba cierto olor a azufre.
Pese a lo poco común de estas combustiones espontáneas y la rareza de su aparición, al ser un caso aislado tampoco se le dio en un primer momento una importancia relevante.





En el Cortijo Pitango, el primero donde aparecieron los fuegos, un arbusto que distaba unos 20 metros de la finca, comenzó a arder sólo.

Ese mismo día, el dueño de otro Cortijo de la zona, Miguel Acosta, atestiguó ver cómo se originaban las llamas en un montón de centeno, ardiendo de arriba a abajo, hasta consumirse. En su misma finca también las combustiones espontáneas se cobraron varios enseres de la casa: una silla, una escoba y diversa ropa de la familia.

Desde el Cortijo Cerrajero, fue avisada la guardia civil por diversos incendios repentinos. Uno de los cabos que acudió a la llamada presenció como un grupo de haces de centeno se incendiaba frente a él súbitamente, con una gran llamarada roja y un humo azulado.

Este mismo cabo también presenció la combustión espontánea en el campo de otro cortijo cercano, viendo el mismo humo y sintiendo el mismo olor a azufre, aunque indicó que la llama rojiza “venía de arriba, a unos 3 metros de altura”.
  • Al día siguiente, el 25, se produjeron algunos incendios menores en el interior  del Cortijo Fuente del Saz.
  • 26 de Junio: volvieron a repetirse los pequeños fuegos en el Cortijo Fuente del Saz.  En el Cortijo Pitango ardieron de forma independiente una cuerda, una silla de madera y una chaqueta.












ANTECEDENTES DE FUEGOS EN LA ZONA

Aunque los fuegos repentinos son uno de los fenómenos más extraños dentro del mundo del misterio, Laroya no es un caso único. Como curiosidad cabe destacar que el informe de Cubillo Fluiters hacía mención a dos casos concretos  a los que lograron acceder como parte de la documentación aportada.
  • Uno en 1905, recogido por José Martínez Ruiz “Azorín” en su libro “La Ruta de Don Quijote”, documentado en su visita a la población manchega de Argamasilla de Alba. Varios incendios repentinos en una casa y en una escuela. El escritor lo atribuyó a la imaginación de los aldeanos.
  • Otro en 1926 en el pueblo almeriense de El Perdigón, a escasos 10 kilómetros de Laroya. Según recogía la prensa, en aquella ocasión  se declararon fuegos súbitos durante 9 días seguidos. Del 19 al 27 de Junio (coincidiendo con las fechas de los fuegos de Laroya). Los incendios tuvieron lugar en el interior de la caseta de José Mantecón, guardavía del ferrocarril. Hasta allí se desplazaron el alcalde, las fuerzas de seguridad y el párroco.




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