sábado, 25 de abril de 2020







Estudio del microscopio simple de 

Anton Van Leeuwenhoek 

(1632-1723)

Puso ojos a la Humanidad para ver el mundo de lo microscópico y estableció las bases para la que es hoy la microbiologia (Se le considera el Padre de la Microbiologia y de la microscopia óptica). 


Descubrió las bacterias, células sanguíneas, células de esperma, nematodos y rotíferos microscópicos, miembros del reino protista y mucho más.


"Sus investigaciones, que empezaron a circular ampliamente, abrieron la puerta a todo un mundo de vida microscópica para que los científicos fueran conscientes de ella"



Una extraordinaria curiosidad por lo casi invisible fue lo que llevó a un humilde comerciante de telas holandés a hacer uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la Biología y de la ciencia en general.


Anton van Leeuwenhoek nació el 24 de Octubre de 1632 en Delft (Holanda), en el seno de una humilde familia. Cuando tan sólo tenía 16 años, su padre murió, dejándole como cabeza de familia. Por ello tuvo que abandonar la escuela y dedicarse de pleno al negocio familiar como pañero. Su poca formación le podría haber privado de una vida próspera, pero su hobby hizo que todo cambiara de la forma más inesperada. Leeuwenhoek construía lentes de gran aumento en su tiempo libre. Posiblemente no fuera el único que lo hiciera en aquella época, pero su habilidad y método fueron determinantes.




Hay que tener en cuenta que antes de la invención del microscopio ya era común la utilización de lentes de aumento, también conocidas como lupas. Las lupas son también un tipo de microscopio llamado microscopio simple. No obstante, cuando se habla del invento del microscopio se hace generalmente referencia a la idea del microscopio compuesto.


A mediados del siglo XVII, cualquier científico conocía las ventajas de una lente de aumento (lupa) para explorar tejidos y materiales, pero las que utilizaban eran de una calidad mediocre. Por la contra, las lentes de Leeuwenhoek eran casi perfectas, hasta tal punto que podían llegar a ver hasta objetos aumentados entre 200 y 300 veces sin distorsionarse apreciablemente. El mecanismo que utilizaba para construir sus lentes era innovador. Leeuwenhoek tomaba varillas de cristal y las introducía en el fuego. Después extraía lentamente de ellas pequeños hilos de cristal, los cuales los volvía a meter al fuego consiguiendo pequeñas lentes de una perfección admirable. Con estas lentes, comenzó a observar todo lo que le rodeaba.


"Mi trabajo, el cual he venido haciendo por largo tiempo, no buscaba obtener la alabanza que ahora disfruto, sino principalmente (satisfacer) una ansia de conocimiento, la cual noto que habita en mí más que en otros hombres. En consecuencia, cada vez que descubrí algo notable, he pensado en mi deber de plasmarlo en un papel para que todas las personas ingeniosas también puedan ser informadas al respecto.

Anton van Leeuwenhoek, 1716


El Microscopio Leeuwenhoek 


Consistía en una muy pequeña lente biconvexa montada sobre una placa de latón, que se sostenía muy cerca del ojo. Las muestras se montaban sobre la cabeza de una punta fina que se podía desplazar mediante unos tornillos que permitían enfocar y posicionar el objeto a observar. En realidad el microscopio de Leeuwenhoek era una simple lupa con la que podía alcanzar hasta 200 aumentos.

















Leeuwenhoek fue muy celoso con sus microscopios. No compartió con nadie su forma de pulir o tallar las lentes y no dejó ninguna indicación sobre sus métodos de fabricación. Probablemente destruyó muchos de sus microscopios. Nunca vendió ninguno. La ciencia tardó casi 200 años en volver a desarrollar una técnica equivalente. Se cree que regaló dos a la Reina María II de Inglaterra, pero nunca se han encontrado dichos microscopios. A su muerte, legó 26 microscopios a la Royal Society que nunca fueron utilizados y que, un siglo más tarde, se habían perdido, probablemente en un incendio.




El no haber cursado estudios de educación superior y hablar un solo idioma (el holandés) "hubiese sido suficiente para excluirlo de la comunidad científica completamente", indica una breve biografía realizada por la Universidad de California Berkeley.
Y es que para la élite científica de la época, el latín era fundamental.
"Aun así, con habilidad, diligencia, una curiosidad infinita y una mente abierta, libre del dogma científico de sus días, Leeuwenhoek consiguió hacer con éxito algunos de los descubrimientos más importantes en la historia de la biología".
Y procede a enumerar algunos. Descubrió la bacteria, células sanguíneas, células de esperma, nematodos y rotíferos microscópicos, miembros del reino protista y mucho más.
Esa es la maravilla de Leeuwenhoek, una persona que estuvo fuera del mundo científico pero cuya capacidad de imaginar, descubrir, lo llevó muy lejos"
Carlos Gamazo, Universidad de Navarra



















 








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