miércoles, 31 de julio de 2019

UN AÑO SIN VERANO (ERUPCIÓN DEL VOLCAN TAMBORA)








UN AÑO SIN VERANO
1816

ERUPCIÓN DEL TAMBORA
(3 Millones de Bombas como las de Hiroshima)


En abril de 1815, el volcán Tambora en Indonesia entró en erupción con una fuerza inusitada que tuvo consecuencias en el clima en todo el mundo, especialmente durante el año siguiente, 1816. La cantidad de gases y partículas liberadas a la atmósfera trajo consigo un cambio en el patrón de la circulación atmosférica y al frío le siguió la pérdida de cosechas y la hambruna que azotó a toda Europa y América del Norte.

En España, según recoge Fuentes, el verano de 1816 registró múltiples jornadas de tiempo frío y tormentas, muchas de ellas de granizo. La anomalía de temperatura se extendió también al otoño, donde hubo episodios más propios del invierno. «En Barcelona la población afirmaba que las temperaturas de agosto eran más propias de las del mes de abril. El Barón de Maldá habla de una nevada en el centro de la Península a mediados de julio. Aunque no hay más fuentes que lo contrasten y sea poco probable (seguramente se tratara de algún episodio de granizo) coincide con unos días en los que la temperatura mínima de Madrid alcanzó valores récord de 12-13⁰C».


La población de los estados de Massachusetts, Maine, Nueva Inglaterra, Nueva York y Vermont, en EE.UU., no cesaba en su asombro cuando entre el 5 y 10 de junio se registraron nevadas. En la ciudad de Quebec (Canadá) llegaron a recogerse 30 cm de nieve», escribió en el blog de la Aemet el físico Benito Fuentes. No se trata de una ficción, sino de la descripción meteorológica de 1816, conocido como «el año sin verano».




Conocido por sus estudios sobre los suelos gallegos y por la influencia del clima, el catedrático de Edafología y Química Agrícola, ya jubilado, impartió ayer una conferencia en Os luns do Ateneo que tituló A erupción do Tambora. No bicentenario do ano sen verán (1816). Puede parecer un asunto muy lejano, pese a la coincidencia de que se cumplen doscientos años de aquella catástrofe mundial, pero no es así, porque el emérito profesor demostró ante el auditorio que la mayor erupción volcánica de la historia tuvo también efectos en Galicia.

La explosión, que tuvo lugar en 1815 en la isla de Sumdawa, en Indonesia, se escuchó incluso a 2.000 kilómetros de distancia y provocó la muerte de al menos 71.000 personas, además de una tremenda hambruna porque las tierras permanecieron años improductivas. Pero quizás el más llamativo de sus efectos fue cuando meses después tendría que haber llegado el verano, y no lo hizo. Una fuerte niebla provocada por las cenizas y los restos volcánicos cubrió con un manto medio mundo e impidió el paso de los rayos de sol, por lo que las temperaturas gélidas se extendieron a los meses de julio y agosto. Y aunque la mayoría de la población lo desconoce, quienes en Galicia son aficionados al estudio del clima saben que hasta a 20.000 kilómetros, en la antípodas, se notaron los efectos del fenómeno.
En esas curiosidades centró su conferencia Díaz-Fierros, que junto con otros estudiosos rastreó los efectos de aquel año sin verano a lo largo del mundo, pero no solo desde el punto de vista climático, sino también cultural y social. «Non hai moito non estaba recollida a súa influencia en Galicia, pero agora sábese polas rogativas de Santa Susana que foi un ano moi malo, e en Monfero hai referencias escritas de que a colleita de millo tamén foi mala e que houbo unha fame tremenda».
El año de «Frankestein»
Al margen de sus ramificaciones galaicas, la erupción del volcán lleva consigo otras muchas peculiaridades asociadas a la cultura y a la literatura. «A poesía de Lord Byron, por exemplo, que se supoñía que era escura pola súa psicoloxía, e que agora sábese que a escribiu en días sen sol. Ese verán pasouno cuns amigos en Suíza e viviron un encerro involuntario polo mal tempo que estaba e organizaron un concurso de literatura para o que Mary Shelley escribiu Frankenstein; ou sexa, que o libro de terror máis famoso tamén naceu nese ano non que non houbo verán, e o mesmo podemos dicir dos paisaxistas ingleses e de como reflectían as postas de sol».

Para Díaz-Fierros es una prueba de cómo un fenómeno natural produjo un enfriamiento global del planeta. Al revés de lo que ocurre hoy en día y que el profesor tiene también muy estudiado, que es el cambio climático que ahora se padece y del que asegura que hay indicios más que evidentes en Galicia. «No verán non cambia nunca, pero nesta época si, nas últimas semanas do inverno nótase que chove menos e as temperaturas son máis suaves».
Francisco Díaz-Fierros. Nació en Vilagarcía en 1941 y cursó el bachillerato en Ribadeo. Estudió Farmacia en Santiago, donde ejerció su cátedra hasta su jubilación. Experto en el estudio del suelo y del clima.


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